Además cuando existían los grandes carruajes con tiros de muchos caballos, los cocheros, al lanzar el látigo, no sólo alcanzaron, sino que mataron, a algunos de los pasajeros del coche que venía en dirección contraria, cada uno por su derecha, y eso hizo que se estudiara una fórmula para resolver el problema.
La solución fue que, yendo por la izquierda, el látigo no daba a nadie. Por eso en Inglaterra se conduce por la izquierda, como en las colonias que fueron de la Corona británica, como Australia y La India.
En la Europa continental, la llegada de Napoleón, que era zurdo, modificó esta costumbre, pues prefería mantener el brazo izquierdo entre él y sus oponentes, y obligó a sus súbditos a circular por la derecha. Desde entonces, los países conquistados o influidos por Francia adoptaron esta costumbre, mientras que los pertenecientes al Imperio Británico circularon por la izquierda.
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